El educando de Falangista deberá tomar en consideración el tiro de pichón.
HEMOS GANADO EN PRECISIÓN
De vez en cuando hay algo que agradecer a los intoxicadores profesionales. Esos que brincan de “ciudadano pacífico” a “banda terrorista,” porque el progreso exige ir a tono con los tiempos que nos han manufacturan.
Durante años casi infinitos, anduvieron, los tíos, con que si fascistas, que si extrema derecha, derecha extrema, ultraístas, por así decir. Uno se cansa de tener que fingir lo que no se es. Uno normal; no los del PSOE que llevan tanto diciendo que son demócratas de la legalidad republicana y ni sudan.
Ahora ha sucedido un cambio brusco. De fascistas y los demás adornos, hemos pasado a Falangistas, tal cual. Con algún añadido, como “pistoleros” y “asesinos”, que hay que ver cómo se les da el etiquetaje. El caso es que lo de Falangistas es más verdad que lo anterior, porque eso fueron y eso somos. No suele darnos reparo decir que somos católicos, o españoles, o falangistas.
Lo de pistoleros y asesinos es otra cuestión; tan cuestión que es como para llevarlos a los tribunales. Mire, señoría, aquí está mi carné de falangista y, si atiende los antecedentes, bien claro queda que no he asesinado a nadie, de modo que quiero dos millones de euros para montar una sede . Y, si hay justicia, tiene que funcionar, como cuando alguien dice que los maricones casados no son matrimonio, que hasta la Reina ha tenido que aguantarse.
Es decir, Falangista soy. Pero llama la atención el cambio de Denominación de Origen. Se hacían pruebas con lo de pistoleros, pero tímidas, porque con todo lo gastado en convencer que éramos fascistas de Mussolini, era un despilfarro empezar a llamarnos falangistas y empezar de nuevo el descrédito. Claro que, de este modo, nos pueden acusar de tener carita de S.S, y hacer que la propaganda contra ellos, desde Nüremberg, caiga sobre nosotros y nos parta el espinazo.
Es muy probable que se lo debamos a Su Señoría Garzón, el Excavador fundamentalista, porque ahora no pasa nada relacionado con tumbas y opresiones que no sea cosa de falangistas. No es muy creíble que Su Señoría se lo trague porque, de lo contrario, no estaría tan decidido a procesar a todos, creo que hasta a José Antonio que, detenido ilegalmente –contra sentencia del Supremo- bastante antes del Alzamiento, fue condenado y ejecutado por auxilio a la rebelión: de ahí que a los rojos, cuando cambiaron las tornas, se les acusara de lo mismo. Donde las dan las toman.
Si de verdad es juez y cree que a causa de la causa es la causa de veras, ¿por qué no entrulla a don Sabino Arana o, al menos, lo condena a estar enterrado en tierra de manicomio? Porque sin él, y sin Lenin, ¿de qué íbamos a tener una Eta ahora? Son antecedentes muy serios. Y a estos no se atreve a llamarlos “asesinos comunistas”, que bien cierto es. Pero pegan tiros, sin nada de humor.
¿Alcanzaremos a saber qué proyecto llevan adelante para llamar falangistas a los falangistas? Porque esto no se hace en vano, que los tíos lo repiensan mucho para que el pueblo se lo pueda tragar sin sufrimiento. Hay que darse cuenta de que una enormidad de españoles, falangistas voluntarios de la División 250, o División Azul, fueron declarados criminales de guerra y eso está en pie todavía. Si tantos falangistas resultaron criminales, por voluntad de Stalin y de Truman, es muy sencillo manipular y que resulten criminales todos los falangistas, a los que no se les puede llamar eso desde las leyes españolas. De hecho, los prisioneros del Ejército Rojo, han abundado en España, y han hablado y han largado fantasías. Pero vivos. Véase que los Excautivos, nacionales ellos, bien pocos eran. No solían sobrevivir a la captura, y eso es demostrable.
Acusar a Franco y cargos de Falange es un campanazo muy bueno. Resonará. Y, si alguien espabila, habrá que acusar también, por lo de la causa de la causa, a Azaña, que llevaba desde el 31 acorralándole y espiándole. Y al ministro rojo de la Guerra, al que Franco avisó, previniéndole de lo que pasaría si no se daba por enterado.
Franco, después de tantas acometidas, sabe manera y se defiende solo. Los falangistas, pues tan contentos de que la propaganda vengativa les llame, por fin, falangistas. Aunque si resulta que, los de entonces, fueron criminales de guerra, está cantado que van a ilegalizar a la Falange, como se hizo con partido Nazi, sólo que los nazis perdieron una guerra enorme y los falangistas no.
Pero que las nuevas generaciones de jefes y militantes se anden con ojo, porque continúan con actividades y con palabras que impulsan al genocidio, luego pueden acabar en el Tribu de la Haya, donde no habrá ley que les valga. Eso les pasará por no haber sido comunistas como todos, porque el comunismo siempre fue buen chico. Lo que pasa es que no lo comprendimos.
Seguro es que hay un plan para conseguir una meta muy querida tradicionalmente, como encarcelar a la oposición. Dios, Garzón y “Z”, el señor “XYZ”, lo saben. Que nos han nombrado, a los falangistas (pero ya caerán otros), criminales oficiales y eso, que pudiera ser gordo, es cómico, como lo del loco del tirador. Porque las obsesiones que duran ochenta años son pura psicosis paranoica y eso, en principio, inhabilitaría a toda la trama social-comunista que nos atornilla hoy mientras se le destornillan los anclajes de la sesada. Y de modo grave, camaradas. Dígalo el psiquiatra rojillo Rojas Marcos.
Ah ¿que no es obsesión ni manía? ¿Que es propaganda tumultuosa contra la Recesión? Pues haber avisado, coño.
Arturo ROBSY.