Porque según leemos la noticia lo mismo sentimos la tentación de ofrecer un óbolo, más o menos modesto, a los pobres desvalidos.
El caso es que la prensa recoge, en titulares gordos, de los que se quedan grabados, que las Cajas de ahorro han visto reducirse un 10% sus beneficios. ¿A que dan ganas de ofrecerles limosna, hermanos? ¿A que incluso alguien ha pensado en invitar a un director general a su mesa en Nochebuena, pobriño? ¿No hay nadie que haya cogido el teléfono para pedir que le suban las comisiones de mantenimiento, de apuntes, de respiración o de micción que habitualmente cobran? Pero vayamos a la -ya que hablamos de bancos- letra pequeña: de lo que se trata, es de que las Cajas han ganado un 10% menos que el año pasado. Pero sus beneficios han supuesto 6.821,9 millones de euros en los nueve primeros meses del año. Para que nos entendamos, porque -a mí al menos- estas cifras me marean. Las Cajas han obtenido en nueve meses -buen parto el suyo- más de seis mil ochocientos millones de euros de beneficio. Esto supone 757,8 millones al mes; 24,4 millones al día; 1 millón de euros a la hora. ¿Soy el único al que esto le parece una desvergüenza, cuando hay tantos españoles que no llegan a fin de mes, que no pueden pagar sus casas, que no pueden comer siquiera?
Rafael C. Estremera
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