ASÍ NO SE PUEDE ACABAR CON EL TERRORISMO.
NO ES POSIBLE VENCER A ETA SIENDO TAN CAPULLOS NOSOTROS.
En la Facultad de Falange, briosos Alumni, se os viene insistiendo que analicéis con cuidado los hechos y los pensamientos, porque existe una ley de Trapisonda que es tajante en esto: "Por mucho que se mienta, la verdad queda incluida en la falacia y se puede ver". Ayer mismo, este anciano cátedro contemplaba la pálida y mortecina cara de la Luna mientras su pensamiento histórico vagaba hacia los diálogos de Luciano, que incluyen un viaje a luna, de mucho mérito, montado en pajarraco
¿Y para qué ir la la luna, si ya estamos en ella?, me dije. Estamos en la luna porque nos tienen en la luna, que, en este caso, vale por "inopia" e incluso por "Babia" (León). Han hecho correr la voz de que lo que hacen los gobiernos, vengan de donde vengan, no es más que la voluntad del pueblo y por eso nos conviene comer y callar y creernos las consignas. Pero no es así: el pueblo no está representado por los Partidos, sino que los Partidos reperesentan ante nosotros una gran farsa internacional que nos adoctrina sobre lo que debemos ser y pensar. Son las grandes herramientas de la invasión transcultural que decíamos ayer. O sea, esta es una democracia invertida, lesbianota y muy manipuladora. Veamos, Bedel Arcadio: ¿sabe por qué existe el terrorismo?
-Es la continuación de la guerra universal por otros métodos o, quizá, consecuencia de la invención de la guerra de bolsillo.
Oíd la voz galoneada del Bedel Arcadio, que es voz experta en imponerse sobre el barullo de las tascas. Parece que concibe el terrorismo como Guerra de Bolsillo. ¿Acierta? Antes de tomar la palabra "terrorismo", a imagen y semejanza de la Revolución Francesa, los expertos hablaban de Guerrilla Urbana, "guerra pequeña de pueblo", que responde a la psicología del karate: Cuando vas a arrear, das un grito que paraliza o ralentiza la reacción del enemigo y no se defiende.
El terrorismo, chicos, no sobreviviría a una reacción sólida del pueblo. Menos aún a la del Estado. Recuerdo los importantes días que siguieron al asesinato de Blanco en Ermua, cuando la población empezó a dar caza a los batasunos por las calles y a sacudirlos: estaba claro que a la población se le había reventado el aguante y tenía la idea preconcebida de cargarse a los lobos. El gobierno de entonces lo impidió y poco tiempo después los separatistas habían recuperado su chulería milenaria. Cuando el Estado, con subterfugios penosos, hace creer que los asesinos tienen más derecho que sus víctimas, y prefiere cogérsela con papel de fumar, nos quedamos inermes ante el mal y nombrados jugadores de la ruleta rusa.
-Cierto, señor. Todos saben que si el personal se dedica a cepillarse terroristas es el Estado el que corre en su defensa, contra los ciudadanos. Son paradojas de la moderna libertad totalitaria.
-Eso es, Arcadio. Buen chico. Luego le daré una galleta. Y vosotros, bonitos estudiantes azules, fijaos en que 31 años de intentos para vencer al terrorismo demuestran ya que es imposible acabar con él. Asombraos un poco. Decid "Rector derrotista, ooh", con dos oes. Y no os falta razón: ¿Cómo un hombre, normal o anormal, puede suponer que el Estado, con policías de uniformes variados, con espías profesionales, con dinero, con armas, con ejércitos, no vencerá a una banda de salvajes que, además, son comunistas y brincan al son del chistu? Y no se trata de decir a la policía que tire a matar o de usar otros métodos ligeramente violentos. Ahí no reside el éxito del terrorismo ni su carácter crónico.
No hemos vencido a esas bandas por un grave impedimento en la toma de decisiones. Cuando lo necesario se matiza con lo deseable para la propaganda partidista, nunca se decide sobre lo real sino sobre lo accesorio. Ya veis el ejemplo actual: El terrorismo marxista ofrece un alto el fuego al gobierno ex-marxista. Pero el terrorismo sigue incendiando, poniendo bombas, atacando a los ciudadanos, extorsinando y aprovisionándose públicamente de armas. ¿Ve el gobierno en estas actividades un indicio de paripé y de chantaje? Lo vemos los demás, pero no el presidente que responde a las salvajadas insistiendo en que no escatimará esfuerzos para llegar a la paz, con lo que no hace más que institucionalizar a un grupo que, haga lo que haga, no será combatido con todos los medios, y dar a entender que nada medio rendido. Incluso cuando, en el ardor de la sorpresa, le confirmaron que fue la Eta la que robó 350 pistolones, tardó tres días en cumplir con su amenaza de tener aquello graves consecuencias. ¿Cuáles fueron? «Chicos: de ahora en adelante os vamos a vigilar más»
No sería difícil quemarles los nidos con un lanzallamas, o dar a los presos hormonas femeninas que les aflautasen la voz. O sea, no sería difícil vencer a unos cuantos bandoleros que se aprovechan de un sistema que condena la violencia venga-de-donde-venga si viene del lado del Estado y de las víctimas, pero que no osa ni siquiera llamar malos ecologistas o fumadores a los señores de la bomba, el incendio y el tirito a la cabeza. Preguntad a militares. Y quizá sin disparar un tiro, porque recuerdan, como vuestro cátedro, lo que pasó la noche del 23-F: sólo ante el riesgo de que los Ejércitos se encargaran del poder, los asesinos y sus simpatizantes huyeron como liebres y hasta alguno quedó a la deriva en la mar. O sea, con sólo un ardid un buen general se puede librar de ellos sin tocarles un pelo de la boina. Porque los terroristas saben muy bien lo que los gobiernos fingen ignorar: que restaurar la razón con fuerza es lo que puede hacerlos fracasar.
En otras palabras, Alumni: ¿Cómo se puede hacer política antiterrorista sin hacer política contra el separatismo? Porque llevamos treinta y un años suministrando a los díscolos autonomías, presuntos derechos, prebendas, dinero, estatutos, coches oficiales y zalamerías. Quieren el derecho de secesión y se acercan más a él cada día. Ni la Iglesia, que suele ser sabia, se atreve ya a declarar que la unidad de España es un bien moral. Pujol, que ya no es Honorable, se lo prohibió. Y la gente traga con todo por más que vea las cosas claras. Lo democrático es dejarse matar si es necesario o te toca la china. Defenderte es de derechas. De fascistas. O cosa de charnegos y maketos.
Por eso la Facultad de Falange tiene que enseñaros, en honor a la verdad, que no es posible acabar con el terrorismo: va cubriendo sus objetivos sin especiales pérdidas. No basta con decir que es un fenómeno malo, pero dándole muchas ventajas acumulativas. No basta con la palabrería. Es el sistema en que se ha convertido la antigua democracia española el que impide cualquier éxito. ¿Cómo se puede hacer política antiterrorista si se hace política pro-nacionalista, os preguntaba? Son fuerzas que se anulan. Con el apoyo de árbitros vendidos. Dicho con óptica dietética, ¿cómo se puede adelgazar si se sigue comiendo como un cerdo?
En estos duros tiempos, de vivir Unamuno, ya no diría lo que dicen que dijo "Venceréis pero no convenceréis". Sería más amargo: “Perderéis y no convenceréis mientras la gente sin graduación siga pudiendo veros el plumero”. O sea, los hechos tozudos de siempre: Si nos dicen durante 31 años seguidos que se está luchando contra los separatistas armados pero mientras se les van dando auxilios políticos y económicos a los separatistas que muerden menos y sonríen, y se les deja deshacerse de lo español y llamarse nación, ¿de verdad se está luchando contra las causas terroristas?
Os contaré un trozo de historia para que lo guardéis fresco en la memoria como una meditación sobre la locura que nos aqueja ahora. En la Guerra de Vietnam, los Estados Unidos mantenían en el sureste asiático un ejército considerable que disparaba de todo, con gran gasto: bombas, misiles, ametralladoras, cañones, morteros y fusiles creo que M-16, con gran contento de las empresas de guerra. Pero no la ganaban, no. Más adelante se supo que las compañías armamentísticas de los Estados Unidos comerciaban con los enemigos, los de Vietnam Norte, y les vendían armamento y munición. Y, claro, perdieron los USA. Fue un gran escándalo que ya se ha olvidado y que no ha escarmentado a nadie. Es hora de que os escarmiente a vosotros. O sea, aquí tenemos gobiernos que, mientras dicen combatir a la Eta, permiten a los separatistas formar sus propios ejércitos-policías como los vascongados y los catalanes. Lógico, ¿verdad?
Si golpeas con una mano y con la otra agradeces, aquí nada cambiará y habrá terrorismo hasta que cambie el sistema y se restablezca una democracia sensata y apacible y no esta borrachera de palabras y de gestos inútiles. Además, esto no se hace por casualidad, sino perfectamente adrede. Es un plan antiguo ya que no nos permite vencer a los asesinos pero sí dar la sensación de que se les combate. Mientras haya autonomías, transferencias y leyes regionales, de cantón, habrá terrorismo, porque practicamos un antiterrorismo virtual, donde basta decir y difundir generalidades y flojas ideas de “paz”. No hay por qué hacer nada, que con hablar suele bastar. Se predica y se aguarda hasta que la mente popular se adormece.
Pero sigue siendo cierto que no podemos vencer al terrorismo desde este sistema político. Treinta y un años de fracasos son treinta y una pruebas de que esto es así, y sólo sirve para que vosotros, Alumni, obtengáis una moraleja gratuita, bien conocida en otros ambientes: “Fíate de la Virgen y no corras”, que viene a significar “no te andes con el bolo colgando”, “no te vayas por los cerros de Úbeda” o “no estés en Babia”.
Antes de iros, apuntad este consejo hispánico, que tiene que funcionaros como una brújula: No tardes treinta y un años en darte cuenta de que tu método no funciona porque pasarás a la historia como bobo o como traidor.
El Rector Psicosomático
¿Y para qué ir la la luna, si ya estamos en ella?, me dije. Estamos en la luna porque nos tienen en la luna, que, en este caso, vale por "inopia" e incluso por "Babia" (León). Han hecho correr la voz de que lo que hacen los gobiernos, vengan de donde vengan, no es más que la voluntad del pueblo y por eso nos conviene comer y callar y creernos las consignas. Pero no es así: el pueblo no está representado por los Partidos, sino que los Partidos reperesentan ante nosotros una gran farsa internacional que nos adoctrina sobre lo que debemos ser y pensar. Son las grandes herramientas de la invasión transcultural que decíamos ayer. O sea, esta es una democracia invertida, lesbianota y muy manipuladora. Veamos, Bedel Arcadio: ¿sabe por qué existe el terrorismo?
-Es la continuación de la guerra universal por otros métodos o, quizá, consecuencia de la invención de la guerra de bolsillo.
Oíd la voz galoneada del Bedel Arcadio, que es voz experta en imponerse sobre el barullo de las tascas. Parece que concibe el terrorismo como Guerra de Bolsillo. ¿Acierta? Antes de tomar la palabra "terrorismo", a imagen y semejanza de la Revolución Francesa, los expertos hablaban de Guerrilla Urbana, "guerra pequeña de pueblo", que responde a la psicología del karate: Cuando vas a arrear, das un grito que paraliza o ralentiza la reacción del enemigo y no se defiende.
El terrorismo, chicos, no sobreviviría a una reacción sólida del pueblo. Menos aún a la del Estado. Recuerdo los importantes días que siguieron al asesinato de Blanco en Ermua, cuando la población empezó a dar caza a los batasunos por las calles y a sacudirlos: estaba claro que a la población se le había reventado el aguante y tenía la idea preconcebida de cargarse a los lobos. El gobierno de entonces lo impidió y poco tiempo después los separatistas habían recuperado su chulería milenaria. Cuando el Estado, con subterfugios penosos, hace creer que los asesinos tienen más derecho que sus víctimas, y prefiere cogérsela con papel de fumar, nos quedamos inermes ante el mal y nombrados jugadores de la ruleta rusa.
-Cierto, señor. Todos saben que si el personal se dedica a cepillarse terroristas es el Estado el que corre en su defensa, contra los ciudadanos. Son paradojas de la moderna libertad totalitaria.
-Eso es, Arcadio. Buen chico. Luego le daré una galleta. Y vosotros, bonitos estudiantes azules, fijaos en que 31 años de intentos para vencer al terrorismo demuestran ya que es imposible acabar con él. Asombraos un poco. Decid "Rector derrotista, ooh", con dos oes. Y no os falta razón: ¿Cómo un hombre, normal o anormal, puede suponer que el Estado, con policías de uniformes variados, con espías profesionales, con dinero, con armas, con ejércitos, no vencerá a una banda de salvajes que, además, son comunistas y brincan al son del chistu? Y no se trata de decir a la policía que tire a matar o de usar otros métodos ligeramente violentos. Ahí no reside el éxito del terrorismo ni su carácter crónico.
No hemos vencido a esas bandas por un grave impedimento en la toma de decisiones. Cuando lo necesario se matiza con lo deseable para la propaganda partidista, nunca se decide sobre lo real sino sobre lo accesorio. Ya veis el ejemplo actual: El terrorismo marxista ofrece un alto el fuego al gobierno ex-marxista. Pero el terrorismo sigue incendiando, poniendo bombas, atacando a los ciudadanos, extorsinando y aprovisionándose públicamente de armas. ¿Ve el gobierno en estas actividades un indicio de paripé y de chantaje? Lo vemos los demás, pero no el presidente que responde a las salvajadas insistiendo en que no escatimará esfuerzos para llegar a la paz, con lo que no hace más que institucionalizar a un grupo que, haga lo que haga, no será combatido con todos los medios, y dar a entender que nada medio rendido. Incluso cuando, en el ardor de la sorpresa, le confirmaron que fue la Eta la que robó 350 pistolones, tardó tres días en cumplir con su amenaza de tener aquello graves consecuencias. ¿Cuáles fueron? «Chicos: de ahora en adelante os vamos a vigilar más»
No sería difícil quemarles los nidos con un lanzallamas, o dar a los presos hormonas femeninas que les aflautasen la voz. O sea, no sería difícil vencer a unos cuantos bandoleros que se aprovechan de un sistema que condena la violencia venga-de-donde-venga si viene del lado del Estado y de las víctimas, pero que no osa ni siquiera llamar malos ecologistas o fumadores a los señores de la bomba, el incendio y el tirito a la cabeza. Preguntad a militares. Y quizá sin disparar un tiro, porque recuerdan, como vuestro cátedro, lo que pasó la noche del 23-F: sólo ante el riesgo de que los Ejércitos se encargaran del poder, los asesinos y sus simpatizantes huyeron como liebres y hasta alguno quedó a la deriva en la mar. O sea, con sólo un ardid un buen general se puede librar de ellos sin tocarles un pelo de la boina. Porque los terroristas saben muy bien lo que los gobiernos fingen ignorar: que restaurar la razón con fuerza es lo que puede hacerlos fracasar.
En otras palabras, Alumni: ¿Cómo se puede hacer política antiterrorista sin hacer política contra el separatismo? Porque llevamos treinta y un años suministrando a los díscolos autonomías, presuntos derechos, prebendas, dinero, estatutos, coches oficiales y zalamerías. Quieren el derecho de secesión y se acercan más a él cada día. Ni la Iglesia, que suele ser sabia, se atreve ya a declarar que la unidad de España es un bien moral. Pujol, que ya no es Honorable, se lo prohibió. Y la gente traga con todo por más que vea las cosas claras. Lo democrático es dejarse matar si es necesario o te toca la china. Defenderte es de derechas. De fascistas. O cosa de charnegos y maketos.
Por eso la Facultad de Falange tiene que enseñaros, en honor a la verdad, que no es posible acabar con el terrorismo: va cubriendo sus objetivos sin especiales pérdidas. No basta con decir que es un fenómeno malo, pero dándole muchas ventajas acumulativas. No basta con la palabrería. Es el sistema en que se ha convertido la antigua democracia española el que impide cualquier éxito. ¿Cómo se puede hacer política antiterrorista si se hace política pro-nacionalista, os preguntaba? Son fuerzas que se anulan. Con el apoyo de árbitros vendidos. Dicho con óptica dietética, ¿cómo se puede adelgazar si se sigue comiendo como un cerdo?
En estos duros tiempos, de vivir Unamuno, ya no diría lo que dicen que dijo "Venceréis pero no convenceréis". Sería más amargo: “Perderéis y no convenceréis mientras la gente sin graduación siga pudiendo veros el plumero”. O sea, los hechos tozudos de siempre: Si nos dicen durante 31 años seguidos que se está luchando contra los separatistas armados pero mientras se les van dando auxilios políticos y económicos a los separatistas que muerden menos y sonríen, y se les deja deshacerse de lo español y llamarse nación, ¿de verdad se está luchando contra las causas terroristas?
Os contaré un trozo de historia para que lo guardéis fresco en la memoria como una meditación sobre la locura que nos aqueja ahora. En la Guerra de Vietnam, los Estados Unidos mantenían en el sureste asiático un ejército considerable que disparaba de todo, con gran gasto: bombas, misiles, ametralladoras, cañones, morteros y fusiles creo que M-16, con gran contento de las empresas de guerra. Pero no la ganaban, no. Más adelante se supo que las compañías armamentísticas de los Estados Unidos comerciaban con los enemigos, los de Vietnam Norte, y les vendían armamento y munición. Y, claro, perdieron los USA. Fue un gran escándalo que ya se ha olvidado y que no ha escarmentado a nadie. Es hora de que os escarmiente a vosotros. O sea, aquí tenemos gobiernos que, mientras dicen combatir a la Eta, permiten a los separatistas formar sus propios ejércitos-policías como los vascongados y los catalanes. Lógico, ¿verdad?
Si golpeas con una mano y con la otra agradeces, aquí nada cambiará y habrá terrorismo hasta que cambie el sistema y se restablezca una democracia sensata y apacible y no esta borrachera de palabras y de gestos inútiles. Además, esto no se hace por casualidad, sino perfectamente adrede. Es un plan antiguo ya que no nos permite vencer a los asesinos pero sí dar la sensación de que se les combate. Mientras haya autonomías, transferencias y leyes regionales, de cantón, habrá terrorismo, porque practicamos un antiterrorismo virtual, donde basta decir y difundir generalidades y flojas ideas de “paz”. No hay por qué hacer nada, que con hablar suele bastar. Se predica y se aguarda hasta que la mente popular se adormece.
Pero sigue siendo cierto que no podemos vencer al terrorismo desde este sistema político. Treinta y un años de fracasos son treinta y una pruebas de que esto es así, y sólo sirve para que vosotros, Alumni, obtengáis una moraleja gratuita, bien conocida en otros ambientes: “Fíate de la Virgen y no corras”, que viene a significar “no te andes con el bolo colgando”, “no te vayas por los cerros de Úbeda” o “no estés en Babia”.
Antes de iros, apuntad este consejo hispánico, que tiene que funcionaros como una brújula: No tardes treinta y un años en darte cuenta de que tu método no funciona porque pasarás a la historia como bobo o como traidor.
El Rector Psicosomático
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