viernes, octubre 24, 2008

TRADICIONES HEREDADAS DE LA INCULTURA

Es blanco aunque no lo parezca, como en la realidad

TIENEN TRADICIONES PERO MALAS

 

 

La mayoría de ideas del escaparate son poco respetuosas con ellas mismas. Nos las enseñan a diario en los medios de información y en lugares pintorescos, como el Congreso de los esos o las entregas de premios. O sea, hay hordas de librepensadores muy leales a la canción de que "la libertad de pensamiento proclamo y muera quien no piense como yo pienso." El pensamiento, ya se sabe, usa conceptos y juicios, afirma, niega o duda. Pero el pensamiento no es una idea sino un discurso.

 

   Por eso el libre pensamiento, que, de regalo, no delinque cuando lo usan los suyos, sería una libertad, trozo oscuro de una idea mayor, y una libertad de dirección única, porque todo los librepensadores del escaparate piensan lo mismo: las cosas más disparatadas, como la familiaridad con los grandes simios o la idea histórica de que nosotros somos nosotros y una larga historia en la que hemos sido amebas, merluzos, dinosauros y caballos, por ejemplo. Yo soy yo y mis ancestros cuadrípedos.

 

Pero se imaginan disparates nuevos que no se pueden disculpar aún echándoles quintales de libertad: ¿Cómo que no te crees lo del cambio climático? -Principalmente porque lo decís vosotros. ¿Cómo que Dios hizo el mundo en seis días? -Porque vosotros andáis con que nadie hizo el mundo y que no lo hizo en cinco trancos, desde el arcaico al cuaternario.

 

Y sucesivamente, como sabemos. Las ideas de escaparate son variadas e insistentes pero o se creen o queda uno desahuciado. Bien claro está, porque ahuciar es dar confianza y crédito a alguien, y, como no te creas lo repetido, no eres de confianza y no te darán el carné de Ciudadano Fácil.. Y ojo con creer en cosas raras sin dispensa. Cuidado con trastear con algo que tenga sentido y esté libre de opiniones y de propaganda.

 

Pero estas gentes nacieron para traernos el progreso, la libertad, la igualdad, el reparto de lo ajeno, el pensamiento unidireccional y avanzado. Y más con el que incluye comadreo o loa al “diferente”, porque, en verdad os digo que saben de sombra que ellos son “los diferentes” allá donde caigan con su impulso de carcomas. Unos raros que hacen de sus rarezas la norma. Norma cada vez más obligatoria.

 

Es habitual que, armados con cosas como la Paz Infinita, la tolerancia menos con los intolerantes y todo eso, hagan recriminaciones al ciudadano que opina por su cuenta. ¿Cómo estás siempre criticando al socialismo, hombre de Dios? ¿No puedes ser tolerante con los socialistas? ¿No crees que ya es hora de dejar de llamarlos “rojos”?

 

Sucede mucho: si no te fías y lo dices, si recuerdas y lo dices, si ves incoherencias, fallos de la lógica necesaria y barbaridades sobre la libertad de dar la muerte a unos y a otros mientras se pregona el derecho a la vida y el odio a la pena de muerte, y lo dices, tú lo que eres es un violento que tiene extremosidades contra los socialistas, un inadaptado. Inadaptado a ellos, a la nueva moralina y a la extravagancia de llamarse Z.

 

La democracia, suelen regañar, es un estado de opinión y, por lo tanto no se debe hacer un mal uso de ella, que es lo mismo que explicar que el Estado y su gobierno, pese a la prohibición Constitucional, nos mienten a manos llenas, a boca llena, a lengua hinchada.

 

La verdad es preconstitucional y la constitución la hicieron tipos preconstitucionales. ¿Cómo se pude pensar que los partidos P, no han de poder hacer propaganda, transmitir optimismo, ocultar lo que va mal, tapar deslices o reinventar el pasado para que, por ejemplo, Abel matara a Caín porque Caín era propietario de tierras y andaba con la idea de cobrar a Abel el pasto que nutría a sus ovejas? Además, ¿no han oído al médico House repetir siempre que todos mienten? ¿Quiere la Constitución que los militantes políticos no sean humanos y se porten como sordomudos? Seamos realistas y científicos: esto es lo que hay. Mirad a Freud que demostró que hasta nos engañamos a nosotros mismos. El humano, dijo y la frase hizo fortuna, miente mas que habla. ¿En nombre de qué una ley puede prohibir la mentira? ¿Acaso los acusados no tienen derecho a mentir en su defensa?

 

Tal parece que lo que fastidia no es que uno, en su modestia, hable del Presidente tal cual actúa, porque lo humano sería lo contrario: mentir sobre él, o sea, qué bueno, qué sincero, qué perspicaz. También fastidia decir la verdad sobre la teoría freudiana: mentir es lo natural, lo que nos distingue como especie y un mecanismo darvinista de supervivencia: vean al escarabajo que se hace el muerto para que no se lo coman. ¿Ha de estar eso vedado al hombre que aprendió lo mismo a lo largo de la evolución? Mentimos para sacar partido o para hacer partido.

 

No tiene que venir Dios a decirnos cómo es la supervivencia, porque él es inmortal y no sabe nada de esto de prosperar: ¿A qué puede llegar en su oficio? Ni siquiera trabaja a sueldo. Dios es un patrono y, como es suyo el universo, un capitalista: Sabemos lo que son los capitalistas, ¿no? Lo hemos explicado mucho mientras los perseguíamos por descampado. Y a nosotros, la Guardia Civil.

 

Y, por debajo de Dios, ¿qué decir de los generales? ¿Acaso su elevada misión no los autoriza a engañar al enemigo, a mentirle, a entusiasmar a sus soldados con victorias dudosas, a hacer estrategia y celadas? ¿Por qué no iba a hacerlo, por ejemplo, Z? ¿O es que un Presidente es menos que un General?

 

-¿Quiere usted decir que Z combate contra nosotros, que somos sus enemigos, y que, por eso mismo, puede engañarnos?

 

-¿Ve como es usted un extremista, siempre dando la vuelta a los conceptos? Y, ya que estamos, ¿por qué el título de esto habla de nuestras tradiciones? No tenemos más que las necesarias: los asesinatos de Franco y la santidad de Pablo Iglesias.

 

-Pues se llamaba Paulino, ya ve. Y ustedes lo deben saber.

 

-Ya estamos de nuevo. Es que no descansa usted. ¿Por qué llevarnos siempre la contraria?

 

-Porque, más allá de la mentira, el socialismo no existe. Y la gente normal aconseja no tener alucinaciones ni adorar ídolos falsos.

 

-Demuéstrelo.

 

   Y aquí es adonde conducía lo anterior: he descubierto uno de los mejores libros de humor españoles, y escrito por los socialistas, leales a la legalidad republicana, como dicen. Hace 72 años que lo dicen, nada menos. Lo leí hace tiempo y ahora, con la experiencia zapatera, lo entiendo mejor y me río más: pomposos con la mentira, rijosos con la verdad, caso de encontrársela, y perfectamente estúpidos, convencidos de engañar a todos sin pagar el precio. Que fue la derrota. Como la que se les avecina.

 

Se trata de los partes de guerra del Ejército Rojo, compilados, con un divertidísimo prólogo, por el ponente D. José María Gárate Córdoba, coronel de Infantería. Servicio Histórico Militar. En la edición que me regalaron, de la Librería Editorial San Martín. 1978. Su “Estudio Preliminar” es un canto al Rojo con pluma en estado silvestre. No hace falta meditar demasiado para comprobar que el estilo de esos partes de guerra, entre pomposa literatura y obsesión propagandística, es el mismo que el de los escritos de ahora, ilógico, obsesivo, afanoso por crear tópicos y estampillar al enemigo. O sea, cada uno constituye una gran diversión y una buena pista histórica para entender noticias y discursos de hoy. Los lectores menorquines, que sepan que esos Partes de Guerra no recogen la liberación, o sea, la rendición de Menorca ni la huída de sus cabecillas. Como el rey moro o Almojarife.

 

Se dice en el Estudio Preliminar, algo que nos orienta para leer la prensa de hoy: “Los artificios gramaticales para ocultar o disimular reveses, hacen caer a veces en contradicciones y paradojas, otras el eufemismo se convierte en verdadero arte, con tal habilidad que sólo un crítico experto puede comprender entre líneas el verdadero sentido de la noticia. Se manifiesta una constante preocupación por los moros, por desmitificar al Tercio, por atacar a la integridad de requetés y falangistas, acentuando la nota de sus evasiones, incluso respetando en tal caso el nombre de éstos, puesto que sólo un par de veces se llama por su nombre, y no “fascistas”, a los falangistas desertores.”  Hasta las cantinelas de legitimidad de hoy son las mismas de los partes. La misma propaganda torcida: “Gobierno legítimo, Estado Legítimo, República legítima.”Siempre es igual: insisten como fieras en lo que no son. Natural, en su condición humana, como cuando el niño dice “Yo no he sido.” Y más aún, como dice el ponente: “Literariamente, los partes rojos están casi siempre exentos de analogía, sintaxis y ortografía.”

 

Véase, pues, de donde sale la cantera de mentirosos y cómo las obsesiones de la memoria y del Juez Garzón son tradicionales, muy propias de quien sabe de sobra que no tiene ni la razón ni la justicia.

 

Esto no da para una antología, pero sí para agrupar aquí cuatro detalles. Este, del 21 de julio del 36, tres días después del alzamiento:

 

“Entre los diferentes encuentros entre los rebeldes y los adictos al Gobierno, entre los primeros hay muchos muertos y entre los segundos las bajas son, afortunadamente, sólo varios heridos que no revisten gravedad.”

 

Y este parte, tan descriptivo y hermoso, del 9 de Agosto, mientras los esfuerzos se volcaban en la destrucción del Alcázar de Toledo:

 

“En Madrid, la jornada dominical fue de absoluta tranquilidad, de sosiego plácido en día de asueto. Nada turbó la vida madrileña.”  Estas cosas se repetían, seguramente por estímulos poéticos: “El día de hoy ha sido completamente feliz para la suerte de nuestras armas.”

 

Y el optimismo que, de todas formas, suena falsificado. “Los rebeldes, perdida la moral y disminuido su número por las continuas deserciones de fuerzas, buscan desesperadamente la huída para escapar al rigor de la ley.” Y siguen dado las razones de la inmediata victoria y de la desfachatez de los enemigos: “Las acciones militares que con energía y entusiasmo se ejercen contra los insurgentes son por momentos más eficaces, y bien puede decirse que son un último consentimiento de respeto y deseo de dejar indemne a la población civil, en la que los insurgentes se han escudado, se debe a que la rendición total de los focos facciosos no se haya llevado a efecto plenamente en todo el territorio.” O sea, que no vencen por pura consideración.

 

Esta descripción tampoco deja nada que desear, como si se le hubiera ocurrido a Garzón: “Se les intima a la rendición y no son aniquilados fulminantemente por consideraciones de tipo humanitario, ya que la suerte que puede correr la población civil, a la que tiraniza y sojuzga el terror, pesa en el ánimo de modo considerable por cuantos tienen que imponer la sumisión.” La sumisión, si es que se entiende. Parece discurso de Fernández de la Vega, cuando dice que en todo el tiempo de socialismo no le ha faltado el agua a nadie.

 

Y una especie de Guernica, pero con Oviedo. Paisanos, soldados y dos guardias civiles han salido del cerco, entregándose y “cuentan horrores de la situación de los sitiados y dicen que la “aviación leal” ha causado los más grandes estragos en las fuerzas de Mola.” Sus bombardeos siempre son leales y hoy ni existieron.

 

Algo más de poesía rojo-patriótica, ¡en un parte de guerra! “Los esforzados defensores de la libertad, estos ya gloriosos milicianos nacionales, han puesto en el punto de mira de sus fusiles el corazón encendido en fervor republicano, y ello ha sido la causa que ha producido el efecto de que sus tiros sean certeros.”  Más un poco de lógica socialista, que sigue hoy en boga: “Dispersó la columna enemiga, produciendo en ésta once muertos y algunos heridos, que no pudieron ser recogidos porque salieron en huída.” Debió ser espeluznante ver a los muertes, quizá ayudados por los heridos, echando a correr.

 

Y el disimulo de siempre: “Nuestras tropas, continuando dueñas de la iniciativa, se han dedicado a fortificar sin apenas ser molestadas en sus trabajos.” Tiene miga la “iniciativa.” Y los estrategas, que eran todos falangistas: “Los tozudos de la estrategia, que resisten aprovechando los abruptos breñales de Somosierra, propicios al merodeo, van desengañándose de que ante el empuje de las fuerzas leales, no hay resistencia posible.”  Como hoy, son incapaces de distinguir entre la estrategia y la táctica.

 

Y se deja aquí, con dos noticias del parte rojo, de alto valor “estratégico.”  “Se hizo una incursión sobre Matallana en el subsector de Pola de Gordón, cortando la vía y haciendo descarrilar a un tren carbonero enemigo, quedando prisioneros el maquinista, el fogonero y el personal del tren.”

 

“Como prueba de la heroica resistencia de nuestras tropas, destaca el hecho de que un solo soldado leal que guarnecía un puesto de vigilancia, aniquiló, con el fusil ametrallador de su escuadra, una compañía facciosa.”

 

Como es natural, ni los rojos muy rojos se creían estas cosas, tan bien aderezadas. O sea, como ahora.

 

Arturo Robsy